A hombre ha sido condenado a diez años de prisión tras el intento de matar a su mujer a puñaladas durante el confinamiento en Sevilla. La víctima le había comunicado tiempo atrás su decisión de divorciarse, que junto a la pérdida reciente de su trabajo y la necesidad de buscar un domicilio nuevo, desencadenaron un trastorno distímico en el autor de los hechos.
La pareja había mantenido una relación por tiempo de más de seis años, en la que llegaron a casarse, de modo que el día 20 de marzo de 2020 ambos compartían la vivienda, a la que él se había mudado desde la que había sido su casa para, entre otras cosas, ahorrar costos, ya que recientemente había dejado de percibir ingresos por cuenta de su trabajo.
decisión de divorcio
La pareja residía en aquella que vivía en pesando la mujer le había comunicado días antes de su decisión de divorciarse, al tiempo que la había muerto unas tres semanas para que abandonase su domicilio. La pareja mantuvo, mientras tanto, la convivencia, adoptando para guarizar cierta intimidad, como fue el que medidas cuando ella llamó a sus amistades él debía ponerse unos auriculares para no escuchar las conversaciones.
En estas condiciones, el día 19 de marzo de 2020, una vez iniciado el confinamiento, sobre las 21:30 horas, ambos subieron a la azotea de la casa para tomar algo y mantener una conversación sobre los planos del futuro. Tras ello, ambos bajaron a la vivienda y la mujer se fue a la habitación, cuando se inició una conversación telefónica, en los términos de intimidad señalados, mientras que el hombre permaneció sentado en el sofá de la sala a la espera.
Dos puñaladas y estrangulamiento
Al concluir estas llamadas, sobre las 2:00 horas del 20 de marzo de 2020, la víctima salió de la habitación y se dirigió hacia la cocina, sigueme siendo de cerca por su agresor, que se había hecho ya con uno de los cuchillos que guardaban en los cajones de esa cocina. Al ir a entrar en esta dependencia, la mujer sintió la presencia de su pareja en su espalda, momento en que éste le asestó a primera puñalada en el cuello, que afectó a la zona cervical derecha.
Tras ello, ella se giró hacia atrás y se encaró con él, comenzando a dar voces, instant en el que él tiró al suelo y comenzó a estrangularla. Para evitar ser asfixiada, le mordió en el dedo pulgar, obligándolos a soltarla, si bien él cogió nuevamente el cuchillo y la hirió por segunda vez en el cuello. La víctima consiguió salvarle la vida abriéndole los genitales y obligándola a abandonarla, dándole ocasión a huir de la casa.
Heridas y secuelas traumáticas
Como consecuencia de estos hechos, la mujer sufrió dos heridas por arma blanca en la zona cervical, una de ellas causando un sangrado masivo, que precisó de medicación hemostática, así como perforación de la arteria carótida, además de hematoma en el cuello, tardando en curar 156 días, quedándole secuelas de perjuicio estético y síndrome postraumático, ambos moderados.
Inestabilidad emocional depresión y trastorno distímico
Si ha demostrado que en el momento de cometer los hechos, el autor de los hechos presentó un desarrollo anómalo de la personalidad de inestabilidad emocional, junto con un trastorno distímico que cursaba con depresión moderada, y se encontró afectado por el estado emocional que le causó su situación profesional, la ruptura del matrimonio, así como el encierro y la necesidad de tener que buscar un nuevo alojamiento when abandonase la vivienda de su pareja. Así, obró movido por ese estado emocional y como reacción a la decisión de ella de poner hasta la relación matrimonial.
Ratificacion de la condena
La Audiencia Provincial de Sevilla ha desestimado el recurso de apelación que presentó el acusado, ratificando la pena de diez años de prisión, así como la orden de alejamiento de 300 metros de la víctima durante 15 años y la indización a la misma de 34.140 € y abono de costas, incluidas las de la acusación particular.