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La Antigua Central Eléctrica de Pacífico, en Madrid
Madrid

Antigua Central Eléctrica del Pacífico, en Madrid

El inmueble objeto de la declaración es una subparcela de 2.538 metros cuadrados situada en la confluencia de las calles Valderribas y Sánchez Barcáiztegui, delimitada al exterior por una valla de época, formada en su parte principal por un murete de mampostería de piedra y fábrica de ladrica , reforzado con pilastras a las que acomete la rejería de forja. El acceso al parque desde el camino perimetral está flanqueado por pilares coronados con faroles de elaborado diseño del arquitecto Antonio Palacios. El resto del cerramiento exterior es un muro de fábrica de ladrillo de tejar. Interiormente, la subparcela no está vallada, talud de la urbanización del resto del suelo propiedad de Metro de Madrid que no es objeto de esta declaración.

La construcción principal, propiamente denominada Nave de Motores, tiene planta rectangular en sentido norte-sur y se desarrolla en un único nivel sobre rasante, excepto en el extremo sur, donde aparece una estrecha entreplanta con los paneles de control de la central y dependencias auxiliares . El sótano alberga galerías de mantenimiento para iluminación de los equipos y trazado de conducciones. La entrada se realiza mediante el hastial o testero norte a través de un cortavientos introducido en la reciente restauración.

Las fachadas se organizan verticalmente, articuladas a partir de pilastras que coinciden con las cerchas de la estructura de cubierta. Entre las pilastras si tiene doble alineación de huecos de ventanas rematadas por arcos rebajados. Las del nivel inferior son grandes des ventanas de formato vertical con carpintería de acero con despiece en cuadrícula. Las del nivel superior son más pequeñas y de similar tipología. El edificio avanza penosamente del suelo con un pequeño zócalo de mampostería recortado por los grandes ventanales. El resto de las fachadas son de ladrillo visto, a excepción de las pilastras y falsas impostas revocadas con mortero de cal.

La cubierta de la nave se forma buscando un arce roblonado, del tipo “polonceau”, de manera que sostiene correas y parecillos metálicos que sostienen el tablero que conforma el faldón de cubierta.

En el interior los muros aparecen enlucidos y parcialmente alicatados con azulejo blanco colocado en diagonal. Las partes alicatadas se perfilan con sencillas líneas azules a modo de cenefas, trazadas con un sentido decorativo al modernismo vienés. En algunos tramos del muro se disponen, a modo de falsos capiteles, elementos decorativos más complejos realizados en cerámica vidriada con reflejos metálicos. El suelo de la nave es de baldosas cerámicas color rojo con doble encintado de baldosines de color claro delimitando la maquinaria existente en la nave.

Los muros interiores tienen espesor variable, utilizándose el escalonamiento horizontal como apoyo para el puente-grúa de la nave.

El edificio o cuerpo de transformadores, adosado al hastial sur de la Nave de Motores, es un rectángulo de tres plantas que da ocasión para proyectar una fachada más compleja que la propia nave. Articulada verticalmente mediante pilastras, estas se rematan en pináculos que superan la altura de cornisa. Aquí, el orden de huecos es más estrecho que en el resto del complejo y las ventanas se agrupan de dos en dos, separadas por estrechos parteluces. Esta fachada se dispone retranqueada respecto de la calle Valderribas, definiendo un pequeño patio de luces. Por encima de la balaustrada de cubierta, aparece el hastial sur de la Nave de Motores, de perfil escalonado, incorporando el emblema de Metro. Ha sido restaurado en su envolvente exterior.

El edificio de oficinas o administrativo es un bloque rectangular de una crujía adosado lateralmente a la Nave de Motores. Tiene tres plantas y sótano, centrado todo el interés en la fachada oeste, articulado verticalmente por parejas de pilastras que contrastan sobre el fondo de fábrica de ladrillo visto y se prolongan en pináculos. El cuerpo central, que aloja los accesos y la escalera, es ligeramente más alto que el resto. El formato de los huecos y el tratamiento de la fachada es similar al cuerpo de transformadores descrito anteriormente, pero aquí las ventanas se agrupan de tres en tres. Ha sido restaurado en su envolvente exterior, no existiendo en el interior elementos reseñables de interés.

La personalidad de la arquitectura de Antonio Palacios, capaz de dar respuesta coherente a programas funcionales de muy diferente naturaleza, pero conservando siempre una impronta perfectamente identificable, hizo que, durante décadas, la imagen de Metro de Madrid estuviera asociada a su figura. En el caso de la Antigua Central Eléctrica de Pacífico, encontramos su huella en la soltura y elegancia con que es capaz de organizar grandes superficies de fachadas, en la utilización con fines prácticos ya la vez decorativos del azulejo en interiores o en el diseño de los elementos de cerrajería, sumamente funcionales en las zonas de recorrido y más elaborados en las partes visibles, como los faroles incluidos en la verja perimetral.

La decoración entendida al modo tradicional se reserva para lugares muy significativos: Rescata recursos y decorativos procedentes de estilos formales pasados ​​​​o propios del momento, como pueden ser las referencias al neomudéjar en el empleo del ladrillo y la piedra, produciendo la bicromía rojastica y blanca caracterí de este estilo, así como el uso del piñón escalonado de la fachada principal. Por otra parte, se observa la influencia del modernismo secesionista vienés, con gusto por las fachadas apiladas, las ventanas organizadas en bandas y los arcos segmentados, las impostas muy marcadas que semijan capiteles, los elementos decorativos en líneas paralelas, todo ello interpretado con personalidad propio.

Además de su envolvente arquitectónica, desde el punto de vista del estricto patrimonio industrial, la Central Eléctrica del Pacífico es uno de los conjuntos que mejor preserva toda la maquinaria y equipos propios de la actividad, permitiendo una muestra coherente y completa de la misma, desde los depósitos de combustible enterrados, las redes de transporte de fluidos, los depósitos auxiliares, los equipos de producción y transformación de energía eléctrica, las instalaciones complementarias de refrigeración y control, el material de reposición y mantenimiento y las herramientas para los operarios .

Destacan sobre todo los tres grandes motores diésel, de 1.500 HP cada uno, y los alternadores acoplados a los mismos para generación de energía eléctrica, que estuvieron en funcionamiento desde 1923 hasta 1977.

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