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Bilbao

El bombardeo de Gernika, hoy. Del discurso de Zelenski en el 85 aniversario (5/5) de Ángel Viñas

Todos los comentarios que he leído sobre el tema del título han obviado un dato fundamental: la inversión de papeles que implican. En abril de 2022 el presidente Zelenski hizo una comparación, implícitamente acertada en lo esencial, entre las dos situaciones. En Gernika (de cuyo bombardeo se cumplió este martes 85 años), aviones extranjeros destruyeron la villa foral y los mandos la negaron, comenzando por el más elevado. La destrucción afectó duramente a la población civil. En las ciudades ucranianas, aviones más misiles y artillería extranjera, las reducían a polvo y el mando último de las mismas, en Moscú, también lo negó. En ambos casos la culpa por las atrocidades se evacuó hacia el enemigo: dinamiteros, separatistas en uno; elementos ucranianos fieles al gobierno de Kiev en otro.

Acudamos, pues, a SEJE (Su Excelencia el Jefe del Estado e inmortal Caudillo). Lo hizo Southworth y se atribuyó para ello de los tomos en que se consignaron para la eternidad sus declaraciones. Palabras del Caudillo (Ediciones FE, 1939, pp. 146, 149, 158, 161, 137). Para comodidad de los lectores las reproducciones en mi anexo (pp. 614s). Pero Franco siguió después de la guerra. En Cádiz, el 14 de octubre de 1948, afirmó que «Tras haber sido incendiada y destruida por los propios rojos en su furia destructiva, de lo que quisieron culpar a las escuadrillas nacionales»surgió una nueva Gernika “que es la más hermosa villa de España”.

En junio de 1950 en Bilbao la matraca continuaba: «… El amor de aquellos desdichados marxistas que padecisteis en estas tierras de Vizcaya se puso de manifiesto (…) como hicieron before with los talleres de Eibar y los pueblos de Guernica y Amorebieta, volados o incendiados en serie antes de su huida. ¿Qué le importa al marxismo internacional que gobierne sus actos de los hogares vizcaínos y de las fuentes de trabajo de Vizcaya? La costurera de dispares su inició Franco, la mantuvo Franco y con ella murió Franco. Es decir, si hay posibilidad de hacer una comparación entre Gernika y Ucrania es a través de los máximos líderes bajo cuya responsabilidad se organizan los ataques. En España, revelar la verdad de Gernika equivale a mostrar las mentiras de Franco.

En su lugar, los panegiristas de las tradiciones franquistas evacúan el problema. Otros bombardeos de ciudades por los «rojos»; PARACUELLOS; silencio profundo sobre Barcelona, ​​Alicante, los bombardeos de la Aviación Legionaria y de la Cóndor en Santander, Asturias o Cataluña.

En un recientísimo estudio, el profesor Xabier Irujo ha hecho un recuento exhaustivo de las operaciones aéreas sobre Euskadi. Ofreció un total de 1.096 franquistas y 162 republicanas. Entre las primeras, un 63.9 por ciento fueron de naturaleza táctica, un 12.2 por ciento estratégica y un 23.9 por ciento de terror. Los datos republicanos fueron respectivamente 85,8%, 9,3% y 4,9% (Atlas de Bombardeos en Euskadi). La disparidad salta a la vista. La variable crítica era, por supuesto, la disponibilidad para la parte franquista de la Legión Cóndor y la Aviación Legionariaambas consideradas como fuerzas no mercenarias hasta aliadas del glorioso Ejército español.

En Ucrania y en España las pérdidas más sensibles son (fueron) las de vidas humanas. Existencias truncadas cuyas imágenes hoy la televisión nos proyectan cases daily en nuestros salones de estar. Ya se afirma en el primer caso que será difícil enumerarlas. Muchas han tenido que enterrarse rápidamente, con frecuencia sinidentación.

El presidente Zelenski hizo muy bien, en su alocución ante las Cortes, en recordar la destrucción de Gernika, porque su propio país está siendo Destruido por una potencia extranjera que dice ayudar a un segmento de la población de Ucrania

En el caso español, quienes a las 48 horas del bombardeo ocuparon Gernika no dieron tal oportunidad. Obviamente no iban a enseñar o airear los muertos y, mucho menos, a la prensa internacional. Bajo el mando directo de Mola si se tomaron medidas contundentes, a corto y mediano plazo. También es Xabier Irujo quien mayor atención ha dedicado al estudio crítico de todas las fuentes. En primer lugar, las coetáneas documentales. Luego los testimonios emitidos en aquellos días y dados a conocer con posterioridad, y finalmente otras evidencias, documentales y materiales, que secundan la información derivada de las categorías de fuentes principales. Sus resultados pueden consultar a los lectores en un libro resumen de sus numerosas pesquisas: Gernika (Crítica, 2017, cap. 11, pp. 181-201). De lectura impactante. El numero de victimas mortales es, cuando menos, de 2.000, pero es imposible determinarlo con demasiada precisión.

¿Qué hicieron los “libertadores” de Gernika? En primer lugar, aplicar las lecciones aprendidas en Durango: borrar los registros de fallecimientos, arrancar las hojas del libro de inhumaciones del cementerio, hacer desaparecer la documentación del hospital y de la casa de misericordia (Jon Irazabal ha estudiado el tema en profundidad). En Gernika se arrancaron las hojas correspondientes entre el 26 de abril y el 22 de mayo del libro de registros del juzgado; suprimir las páginas 779 a 798 del libro nº 71 de entradas y salidas del hospital de Basurto de Bilbao; hacer desaparecer los registros correspondientes a heridos graves y desaparecidos después de su traslado a hospitales en Amorebieta, Bermeo, Bilbao u otras localidades. No si han conservado (¿por qué?) Las listas de desaparecidos que produjeron el gobierno vasco. Y, guinda sobre un amargo pastel, las tareas de la primera fase de desescombro no surgieron hasta el 21 de febrero de 1939. No fueron muy rápidas. A finales de 1941 ni siquiera había concluido la primera fase relativa al casco antiguo. Si hubiera removido más de 60.000 metros cúbicos de cascotes. En la segunda fase, si se calcula que se quitarían 30.000 más. Los cuerpos de las víctimas que aparecieron bajo los escombros no se contabilizaron. Las autoridades del nuevo y glorioso régimen no información de la existencia de restos humanos. El recuento no comenzó hasta 1992. Un récord. Las autoridades ucranianas ya han comenzado a hacer el recuento de las víctimas de los ataques de los aviones y máquinas de guerra rusas.

Es decir, convendría que los comentaristas, informadores, incluyendo los políticos que se encuentran paralelismos entre Gernika y otras ciudades (por no hablar de ¡¡¡PARACUELLOS!!!) leyeran alguno para poder escribir algo que no fuera una sarta de mentiras o tergiversaciones hoy desautorizadas.

El presidente Zelenski hizo muy bien, en su alocución ante las Cortes, en recordar la destrucción de Gernika, porque su propio país está siendo Destruido por una potencia extranjera que dice ayudar a un segmento de la población de Ucrania y para salvar a todo el país de su “nazificación”. Algo tan absurdo como lo fue en la España de 1937 creo que estaba abocada a la «sovietización». En España ganó Franco y la leyenda se hizo historia para andar por casa. Esperemos que no esté a la orden del día en Ucrania. No ocurrirá porque la invasión rusa está forjando un espíritu de unidad nacional antes algo más débil y, cuando un pueblo lucha por su libertad, es difícil encadenarlo, sobre todo si cuenta con amigos. Cosa que no ocurrió con la República, excepto irónicamente en el caso de la URSS y, nada irónicamente, en el de México.

A los lectores y a los criticos les recomendaría, para que se enteraran mejor del case de Gernika, que empezaran por el libro seminal de Southworth y, a ser posible, en la versión que editó en 2013. Luego, continuaría por tres libros de Xabier Irujo: El Gernika de Richthofen. Un ensayo de bombardeo de terror (varias ediciones, Museo del bombardeo de Gernika, Gernika-Lumo), el publicado por CRITICA y, finalmente, El verde alternativo. 30 mentiras sobre el bombardeo de GernikaTxertoa, Donostia, 2017. Hay, desde luego, muchos otros.

Y, como lo cortés no quita lo valiente, también podrían echar un vistazo a las tres diferentes versiones del general Jesús Salas Larrazabal: en primer lugar, un opúsculo de 50 páginas publicado en 1981 y del que ni se atrevió a dar cuenta en su segundo intento. Lo tituló simplemente Guernica (Rialp, Madrid, 1987). Está agotado, al igual que el opúsculo, pero no se preocupen los lectores. On última obra, el más depurado, el más incisivo y el más mendaz está en el mercado: Guernica. El bombardeo. La Historia frente al mitoGallandBooks, Valladolid, 2012. Es la versión en la concentré mi crítica en el epílogo a la obra seminal de Southworth.

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Esta miniserie ha estado dedicada a los políticos, periodistas y escribidores que se pronuncian en contra del discurso del presidente Zelenski y en aplicación del principio evangélico de enseñar al que no sabe. Aquí se puede leer el primer artículo de la serie, aquí el segundo, aquí el tercero. y aquí el cuarto.

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Ángel Viñas es economista e historiador especializado en la Guerra Civil y el franquismo.

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